El pasado 26 de junio, de mañana fresca y tempranita, nos fuimos para Segovia a embarcarnos en nuestro primer vuelo en globo. Hemos de decir que la experiencia merece la pena. Con toda seguridad es la forma más bella de volar que se puede experimentar, todo acontece como a cámara lenta, todo envuelto en el silencio de la mañana sólo roto por los fogonazos de los quemadores que de vez en cuando calentaban el aire del enorme globo y de paso a nosotros, que se agradecía.

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Volamos por encima de la ciudad de Segovia, a veces casi a ras de tejados, una bella ciudad para ver como sólo los pájaros suelen verla.

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El aterrizaje, la única parte que supone algo de tensión, fue suave… o todo lo suave que puede ser una cesta enorme de mimbre golpeteando por un campo a las afueras de la ciudad hasta que la gravedad se impone definitivamente. Gracias a Javier, nuestro experto piloto que sabía bien lo que se hacía.

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El día salió, como decía, frío y con una luz muy fea para grabar vídeo. Aun así, en un vano intento por captar parte de la experiencia y algo de la belleza del momento en imágenes, hemos realizado un pequeño corto. Esperamos que os guste.

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Gracias a Ana por este maravilloso regalo.

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